Reflexiones de la época. "Marcar la diferencia" por Valentina Minieri

Marcar la diferencia


Practicantes del psicoanálisis (en el banquillo, siempre[1]), hemos estado tomando decisiones respecto de pacientes y analizantes a quienes estábamos atendiendo cuando llegó la pandemia. Por otro lado, algunos respondimos ante la crisis sanitaria, económica, social, etc., iniciando entrevistas con personas afectadas por la nueva situación. ¿Qué nos llevó allí y qué nos sostiene? ¿Solidaridad? ¿Apresuramiento? ¿Una idea del bien? ¿O acaso el psicoanálisis puede tener ahí algún lugar?

“No tengo nada, nada” me dice Carlos, quien llegó hace muy poco a Río Grande y a quien escucho por teléfono. “Nos prestaron cosas. Miro a mi alrededor y no me encuentro. Pasé de estar planificando cómo pagar la fiesta de fin de año del jardín de la nena a estar atento a cuándo llega el bolsón de comida”. La posibilidad de trabajar quedó trunca. La mudanza, interrumpida. Angustia.

Su hija pequeña, por su parte, parece feliz en estos días con los videos que encuentra en YouTube y su pareja con las películas de Netflix.“Están bien. La llevan mucho mejor que yo”. Lo incitan a que haga lo mismo. “La verdad, tienen razón: otra cosa no hay.” Él intenta, quisiera aprovechar a ver películas o series, pero no hay caso.

Cuando habla de cómo eran las cosas hasta hace poco y me habla de épocas anteriores de su vida, lo detengo en unas palabras que lo describen y que tal vez lo nombren. Es que una y otra vez, en distintas escenas, esa parece ser su posición. Ríe brevemente; no es que eso sea algo malo sino que a veces lo complica. (Es un significante que se refiere a una relación con el trabajo y el dinero… “etc.”, como pasa con los significantes). Me cuenta un poco más de eso. Ah,¡entonces, está claro que Netflix no es lo suyo! Qué esperanza.
“No lo había pensado” responde.

La intervención no soluciona nada de sus problemas concretos, tampoco es tranquilizadora. Carlos comienza la siguiente entrevista diciendo que se dio cuenta de algo: a pesar de la cuarentena, hay actividades que podría estar haciendo, dado que tiene experiencia en sectores que no han dejado de estar activos. Habría que ver cómo hacer, dado que no conoce gente en la ciudad pero, de nuevo: “Te juro que no lo había pensado”.

“No lo había pensado” es la fórmula que revela, según Freud, el reconocimiento de lo inconsciente por parte del Yo[2]. Esas palabras de la persona que estoy escuchando me deciden a escribir acerca de esta experiencia.

Aunque habrá que andar para identificar el síntoma, ya vemos un hilo que podemos seguir. Reconocemos un primer significante disponible para representar al sujeto, puesto que lo divide. Ya no se quejará de no tener nada, aunque en la materialidad de sus bienes esté todo igual.

Con eso tan simple, al mismo tiempo, hay “otra cosa” para él aparte de Netflix y YouTube. Porque allí donde el discurso se desliza, entre un significante y otro, se escabulle una secreta satisfacción de la cual, al detener la cadena –con un efecto de sentido-, nos da la pista la risa. En su investigación sobre el chiste, Freud hacía surgir la risa de la magnitud de energía liberada por el levantamiento de una represión[3].

Lacan hablaba de deseo de obtener la diferencia absoluta cuando introducía la función deseo del analista[4] y definía el mecanismo fundamental de la operación analítica como el que mantiene la distancia máxima entre I y a. Cito “si la transferencia es aquello que de la pulsión aparta la demanda, el deseo del analista es aquello que la vuelve a llevar a la pulsión”. En este caso, devolver a Carlos adonde se embrolla, a eso “más fuerte que (el) yo”, tiene como horizonte la diferencia absoluta.

A pesar de lo inicial de la experiencia, es posible intentar una formalización y aquellos que sostenemos una práctica causada por el psicoanálisis, podemos intentarlo. 

Finalmente, escuchar a este paciente me recordó algo más que me gustaría mencionar. Antes de la cuarentena, inclusive antes de llegar a la isla (pero eso yo lo supe un tiempo después), entre él y su esposa habían acordado priorizar en el tiempo la búsqueda de empleo de ella esta vez, postergar la de él y así modificar la vida familiar en función de ideas de equilibrio y supuesto bienestar. O sea que su propia operación de dejarse sin nada fue anterior a cualquier efecto de cuarentena.

Eso y su “no lo había pensado” me trajeron la fórmula de Germán García “la represión viene del futuro”[5], por esa vía por la que se transmite el superyó, la marca de un significante que está desde antes de que el sujeto naciera. Se mude o no se mude, con planes o sin planes, con o sin pandemia, de no mediar un análisis, es la represión lo que le espera. También esto me parece auspicioso para los psicoanalistas “en el futuro”.


Valentina Minieri





[1] Lacan Jacques. (1958-2000):La dirección de la cura y los principios de su poder. En Escritos 2, pp. 559-611.
[2]Freud Sigmund. La Negación. 1925. En Obras Completas. Buenos Aires. Amorrortu editores. Tomo XIX, pp. 248-257.
[3]Freud Sigmund. El chiste y su relación con lo inconsciente, 1908. En Obras Completas. Buenos Aires, Amorrortu editores. Tomo VII. 1997
[4] Lacan, Jacques. El Seminario Libro XI, Los cuatros conceptos fundamentales del psicoanálisis, Paidos. Buenos Aires, 1997. Pág. 271 a 284.
[5]Revista LacanianaNro. 26. Buenos Aires, 2019. Publicaciones de la EOL.

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