Reflexiones de la época. "Los relojes de Dalí" por Micaela Cachenaut


Los relojes de Dalí


Al pensar en el significante de esta semana: TIEMPO, recordé el cuadro de Dalí. Inmediatamente lo relacioné con este momento de pandemia que vivimos. Los relojes derretidos del cuadro dan la idea de un tiempo que trascurre de manera diferente.
En nuestro cotidiano, antes de la existencia de este real que se nos ha presentificado cambiando por completo nuestras vidas, los relojes comunes marcan con precisión el paso de los segundos. Pero los relojes de Dalí tienen sus punteros derretidos por lo cual sugieren una idea distorsionada del tiempo. Algo así como lo que nos ha sucedido con esta pandemia que nos acecha. Desde el psicoanálisis entendemos que el tiempo también es un tiempo distinto ya que es subjetivo, por lo cual cada sujeto atraviesa por estos tiempos de aislamiento a su manera.
La pandemia irrumpió interviniendo en la cotidianeidad y algo en relación al tiempo aparece conmovido, la cuarentena nos ha obligado a re-pensar acerca de este significante.
En un primer momento no se sabía bien qué hacer con ese tiempo disponible, de repente se produce una escansión en nuestro ritmo de vida, en esa metonimia de hacer y hacer sin parar. Los días parecían semanas y la semana parecía meses, como dijo Lenin “hay décadas en las que no pasa nada y hay semanas en las que pasan décadas”.
Aparecieron un sin fin de artículos y profesionales con distintas recomendaciones, referidas a de qué manera se podía “aprovechar” el tiempo: hacer en el hogar aquellas cosas que teníamos pendientes, leer ese libro que nos había quedado en el estante por falta de tiempo, buscar clases de yoga, zumba y gimnasia on line, hacer algún curso o incursionar en la cocina, manualidades y otras actividades. Resultó muy difícil de repente aquietar el cuerpo, reorganizar el tiempo y ante esto se presentificó la angustia.
En un segundo momento diferentes sectores organizaron “el trabajo desde casa” lo cual irrumpió con la nueva rutina, hubo que re-organizarse para incluir lo laboral, algo que no resultó nada sencillo. Al ser virtual y uno estar conectado todo el día se vuelve complejo poder marcar un corte. Se reciben mensajes y mails del trabajo a cualquier hora porque hay compañeros que trabajan durante la mañana, otros lo hacen a la tarde y hay quienes prefieren la noche. Y en medio de esa nueva demanda está el curso en el que nos inscribimos para ocupar el tiempo, pero también está la clase de zumba porque necesitamos mover el cuerpo, y ¿en qué momento voy a sentarme a leer el libro que empecé porque no sabía qué hacer? ¡también están las tareas del hogar…y las de la escuela de los chicos!.
El afuera logró colarse en el adentro sacudiendo nuevamente nuestra rutina, otra vez el tiempo no alcanza para todo lo que tenemos que hacer.
Varios teorizaban acerca de que el virus había llegado para hacernos reflexionar sobre el estilo de vida de nuestra sociedad, venía a provocar un corte en ese más en el que nos encontrábamos, a obligarnos a frenar nuestros cuerpos y nuestra psiquis.
Pero, resulta que nos encontramos más hiperconectados que nunca las 24 horas del día, nos vamos a dormir con los dispositivos móviles encendidos y recibiendo mensajes constantemente. Trabajamos con el celular o pendientes de éste y tenemos más reuniones que antes. Hay un exceso de virtualidad que produce una saturación de pantallas y aparece en el sujeto la angustia de no saber de qué modo introducir un corte.
Lacan[1] expresa […] ¿Por qué, a condición de partir del nudo, no hubiéramos partido de la idea de que un punto parte? Parte desde el comienzo, en su definición, del punto de tirón, por ejemplo. ¿Esto no les dice nada? Entre vuestro simbólico, vuestro imaginario y vuestro real, desde la época en que lo vengo machacando, ¿acaso no sienten que vuestro tiempo se lo pasa tironeando?; además tiene una ventaja, eso sugiere que... que el espacio implica al tiempo, y que el tiempo no es quizás otra cosa, justamente, que una sucesión de instantes de tirón. Esto en todo caso expresa bastante bien la relación del tiempo con esa estafa... designada bajo el nombre de eternidad.”
Esta conmoción temporal que nos produjo la pandemia y que nos tomó por sorpresa, podríamos pensarla como un acontecimiento que irrumpió en nuestro simbólico, nuestro imaginario y nuestro real. Como practicantes del psicoanálisis nos encontramos en un tiempo de ver, tendremos que esperar a que esta sucesión de instantes de tirón pase para poder hacer una lectura de ello que nos permita alcanzar el tiempo de concluir acerca de los efectos que dejará la pandemia. En el mientras tanto continuaremos haciendo circular la palabra para acompañar a los sujetos a encontrar nuevos modos de sobrellevar este real.  

Cachenaut Micaela



[1] LACAN, J. (1973) “Clase 3, 11 de diciembre de 1973”. Libro 21 del Seminario de Jacques Lacan.

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