Surada #5 Escriben Responsables Locales de la Patagonia
Bienvenidos a
Surada #5.
Un golpe de
viento sur anuncia las VI Jornadas Regionales de la Patagonia.
Este número de Surada cuenta con la
participación de responsables locales de CIDs y delegaciones de la Patagonia,
a través de sus textos.
“Incidencias de
la práctica analítica: Síntoma y cuerpo”
Marina Carraro,
Responsable Local de la Delegación Ushuaia.
Lacan entiende que el síntoma y la interpretación analítica responden al
mismo ordenamiento, en el cual convergen, estando además, regulados por los
mismos principios.
Al decir que la intervención analítica y el
síntoma tienen el mismo orden, nos transmite que una vez que está operando la
transferencia, ya no hay vuelta atrás, estamos jugando la partida desde
adentro, no hay posibilidad de rozarlo desde afuera. Al ser el analista un
partenaire diferente a aquel del cual el sujeto se queja, deberá desde allí
intervenir de otra manera.
El problema es que el síntoma resiste la intervención analítica, hay
cosas que resisten, que no se desplazan tan fácilmente, al contrario, insisten
y lo hacen por y en ese cuerpo.
El cuerpo toma consistencia por la palabra misma; es a partir de ella
que además surge el inconsciente.
Se podría decir que el cuerpo como sede del
síntoma, es el que resiste por estar sujeto a las palabras, a los
significantes. Frente a eso hay dos cuestio-nes a tener en cuenta en la
interpretación analítica bajo transferencia: lo que se dice y lo que suena en
el decir. Ambas, solo podrían funcionar si se unen simultáneamente el sonido y
el sentido haciendo resonancia en el cuerpo, lugar donde anida el síntoma -J
Lacan, Seminario24-. Es allí donde se
ubica el destino final de la intervención bajo transferencia. Se trata de
servirse de los significantes que trae el analizante, que a partir del
equívoco, tiene la posibilidad de operar desde la lógica significante según el
juego de palabras. El analista extrae un S1 esencial, lo aísla para vaciarlo de
su uso común. Se trata de esa resonancia en el cuerpo análoga al chiste, que se
cimienta en un equívoco, por una economía. Efectivamente el chiste trata de
servirse de una palabra para usarla de un modo diferente al modo que comúnmente
se hace de ella y es por ese uso diferente por donde opera su efecto. (J.
Lacan, Seminario 24).
Efectivamente, si alguien se dirige a un
psicoanalista es porque algo del síntoma se ha desajustado, por lo cual se
presenta a la consulta como sufriente, en acting, a mostrar su sufrimiento.
El analista como nuevo partenaire, como
semblante de objeto a, deberá operar para aliviar el sufrimiento por el cual a
él se dirigen.
No basta con hablar en un análisis, no basta
otorgar sentido, más vale reducirlo, vaciarlo, nos dice Lacan en La Tercera;
hay algo más que se podría conmover si tiene efecto a nivel del cuerpo.
Constituido en su unidad, a partir de lo imaginario, condensador de libido, es
una vía de acceso a lo imposible de lo real. Con lo cual no queda por fuera
sino que además, im-plica al cuerpo del analista.
Bibliografía
J. Lacan. Conferencias norteamericanas.
Revista Lacaniana N°21. Buenos Aires. Ed EOL. 1916.
J. Lacan.
Seminario 24. Inédito. Ed. EFBA.
J. Lacan. La
Tercera. Revista Lacaniana N°18. Buenos Aires. Ed. EOL. 2015.
La práctica analítica: entre “La salvación por
los desechos” y “Un esfuerzo de poesía”.
Por Deborah
Lazzeri, Responsable Local del CID Bariloche.
La salvación por los desechos, propuesta del
escritor francés Paul Valéry, es la vía escogida por el surrealismo. Pero es
también el modo de hacer, de colocarse, de deslizarse en el mundo que es el
discurso, nos propone J. A. Miller. (1)
El surrealismo es deudor de Freud. Su descubrimiento
fue, como sabemos, el de los desechos de la vida psíquica, el sueño, el lapsus,
el acto fallido, el síntoma. El descubrimiento también de que, si se los toma
en serio, si se les presta atención, el sujeto tiene la oportunidad de lograr
su salvación. Para eso hay que leerlos e interpretarlos.
En el argumento de nuestras VI Jornadas del IOM2
en la Patagonia se plantea lo siguiente: “…cómo pasamos de lo real del cuerpo y
el síntoma al Otro de los discursos…?”
Siguiendo la alocución de Miller, es por el sesgo de la sublimación que
él percibe que el goce profundamente autista de lo Uno conecta con el dis-curso
del Otro y viene a inscribirse en el lazo social.
Pero también en “Un esfuerzo de poesía”, Miller
revisa la estructura de la interpretación y, con ello, cómo enlazar el goce del
Uno al Otro.
La poesía interesa en tanto lugar en donde
convergen la interpretación, su resonancia en el cuerpo y la experiencia
analítica llevada hasta el final.
El mérito (de los analistas) es el de haber logrado hacer, de su
posición de desecho, el principio de un nuevo discurso, nos dice Miller. Haber
logrado
sublimar lo suficiente su decadencia para
elevarla a la dignidad de una práctica. (2)
El psicoanálisis se ocupa del goce, “de aquello
que no está bajo el imperio de lo útil”, se ocupa de los desechos y “La
práctica analítica tiene incidencia toda vez que extrae al sujeto del discurso
común y en cambio lo sumerge en una práctica de carácter oracular, vía por la
cual se produce el surgimien-to de sentido inédito” (3)
Este desarrollo nos posibilita leer la tensión
entre el discurso analítico, apo-yado en la singularidad del síntoma, y el
discurso del amo, que es el de la identificación. Es decir que “La salvación
por los desechos” es una política del psicoanálisis que se contrapone
radicalmente a la evaluación y al consu-mo.
Allí donde el analizante, vía transferencia,
invita al analista a encarnar el Ideal, éste, dirá Lacan, debe abandonar esa
idealización para servir de soporte al objeto a separador. Objeto a causa de
deseo, ahí es donde se coloca el analista, esto habla suficientemente de la
imposibilidad de su posición, la de representar, la de ser agente, la de ser
causa de deseo. Allí se juega una ética del deseo en el analista que no cede a
las identificaciones y sostiene su lugar de equis, de enigma, semblante de
objeto a, efecto de rechazo, lugar de resto. Terreno concreto de incidencia del
discurso analítico.
Es la
interpretación, el dicho por el cual el analista se hace existir.
Entonces, una práctica cuyo punto de partida son
los desechos, y cuyo horizonte es la caída del analista como resto de la
operación, ¿puede, en el marco de nuestra civilización que es de la utilidad
directa, con “un esfuerzo de poesía”, empujar a un invento que despierte al
parlêtre del sueño del “sentido común”?.
(1) Miller, J.A, http://www.nel-mexico.org/articulos/seccion/radar/edi-cion/61/59/La-Salvacion-por-los-desechos
(2) Miller, J A, http://www.nel-mexico.org/articulos/seccion/radar/edi-cion/61/59/La-Salvacion-por-los-desechos
(3) Wolodarsky, Diana, ”El psicoanálisis ni útil ni
fútil… ¿ un esfuerzo de poesía”? Revista Lacaniana de psicoanálisis n°25 “La
palabra que hiere”.
“Algunos
comentarios a propósito de las incidencias del psicoanálisis”
Por Silvia
Núñez, Responsable Local del CID Comodoro Rivadavia.
Encuentro muy interesante el título de nuestras
VI Jornadas Regionales del IOM2 Patagonia, me interroga la palabra Incidencias
y el nombre elegido por los colegas de esta ciudad del Fin del Mundo, para este
boletín. Surada e Incidencias, a mi criterio, hacen consonancia.
La incidencia
lleva consigo el impacto del golpe (golpe de viento), lo accidental, las repercusiones de las contingencias.
Por definición decimos que se produjo una incidencia cuando en el transcurso de
una continuidad, se produce una alteración, una interrupción, un impacto. Lo
accidental irrum-pe en la secuencia. El psicoanálisis tiene estos orígenes, en
su esencia fue una surada, nació impactando, provocando una disrupción en lo
que Freud llamó la “hipocresía cultural”.
Me encontré revisando el escrito freudiano Las
resistencias contra el psi-coanálisis (1924), Freud siempre nos aporta un
viento fresco que no cesa de golpear… En esta relectura observé lo que
llama “horror a lo nuevo”. Esforza-do por cernir los motivos que provocan las
resistencias contra el psicoanáli-sis, logra ubicar cómo para la ciencia se
hace insoportable ese real respecto del saber, aseverando “tiene por sacrosanto
a lo ya consabido”, exponiendo que esta última siempre se halla mal
predispuesta a los descubrimientos psicoanalíticos. Asegura al respecto “tras
ser ignorado por completo (…), de pronto pasó a ser objeto del interés más
universal y (…) desencadenó una tormenta de indignada repulsa”.
Tampoco la filosofía se quedó atrás, se arrojó
contra el psicoanálisis “como si hubiera cometido un atentado contra la
dignidad del género humano”.
Freud se pregunta ¿Qué daño traería la
elucidación psicoanalítica?, advir-tiendo que las resistencias no son de
naturaleza intelectual.
Hacia el final del escrito se ubica él, como
analista, en un lugar de excep-ción, diverso respecto al saber científico;
acude a diferentes fundamentos para dilucidar el motivo por el cual se sitúa
más allá de la mencionada hipocresía cultural. Afirma “no es fácil que se forme
un juicio autónomo en materia de análisis quien no lo haya experimentado en su
propia persona”, y además sostiene que “acaso no fuera mera casualidad que el
primer soste-nedor del psicoanálisis fuera un judío. Para abrazarlo hacía falta
cierta aquiescencia frente al destino de encontrarse aislado en la oposición
(…)”
Podemos ubicar allí ese lugar inédito que
inauguró Freud, deseo decidido a ir más allá del horror al saber. Experiencia
inédita, experiencia analítica que “se orienta por el acto y se sostiene por el
deseo del analista”. En la Nota Italiana señala Lacan que es necesario para “un
analista haber podido cernir, por su análisis, la causa de su horror, del
propio, el suyo, separado del de todos, horror al saber”.
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